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Tal día como hoy, en el año 1824, tenía lugar en el Teatro de la Corte Imperial de Viena, en Austria, el estreno de la Novena Sinfonía en re menor. A partir del segundo movimiento, el público supo reconocer de inmediato la calidad de la obra y rompió a aplaudir emocionado.
Un auténtico éxito desde el principio y un Ludwig van Beethoven pesaroso, ya que su estado de sordera le impidió escuchar nada de su propia creación. Cuando todo terminó, el genial músico se echó a llorar frente a todos los asistentes que, en pie, no paraban de ovacionarle.
El final de la melodía se trataba de un coral, muy inusual en la época, lo que causó gran impacto. La Novena Sinfonía es considerada su última obra y una gran referencia dentro de la música clásica. Muchos años después, una versión de esta sinfonía, interpretada por Herbert von Karajan, es desde 1972 el Himno oficial de la Unión Europea.
