Los métodos para sustraer vehículos han ido avanzando con el paso de los años. En los inicios de la automoción, a principios del siglo pasado, no existían métodos antirrobo. Cualquier ladrón que supiera conducir, tan solo tenía que subirse en el coche mientras un compinche arrancaba girando la manivela que se situaba en la parte frontal del vehículo.
Ya en 1929, en Francia, se patentó uno de los primeros métodos antirrobo. Una barra bloqueaba la columna de la dirección. A su vez, una pletina de hierro se sujetaba transversalmente a la placa de matrícula de forma que ocultaba parte de sus números. Si el coche se robaba, llamaba la atención de los agentes de circulación al tapar la pletina la matrícula.
En la actualidad, las herramientas electrónicas son las mejores aliadas de los criminales para cometer los robos de los vehículos. Por ejemplo, colocando un rastreador GPS en el automóvil (generalmente de alta gama) que se quiere sustraer. También mediante escáneres bluetooth, en este caso para sustraer los dispositivos electrónicos del interior, no el vehículo.
Aunque la tecnología avanza, los viejos métodos siguen siendo tan válidos o más que los actuales. Algo tan sencillo como un envase está ayudando a sustraer muchos vehículos.
El método de la lata
Esta vieja técnica no deja de ser un robo por descuido al que hay que prestar suma atención. Recuerda muchísimo a la tradición de atar latas a los automóviles de los recién casados. Una costumbre que se remonta a la época de los coches de caballos y que según las leyendas ayudaban a los novios a protegerse de los malos espíritus.
Antiguamente, existía la creencia de que los malos espíritus acechaban a los recién casados, y una buena manera de ahuyentarlos era haciendo mucho ruido. Por eso, se colocaban envases atados que con el movimiento generaran un gran estruendo. Algo similar a lo que se busca con el robo por este método.
El modus operandi de los asaltantes es muy sencillo. Atan latas en los bajos del automóvil –intentando que no sobresalgan ni se vean–, que con el movimiento comienzan a generar un sonido estridente y desagradable. El conductor, confiado, se baja del coche para ver que sucede. Esto crea la oportunidad perfecta para los atracadores.
Sustrayendo el coche en segundos
Los malhechores, mientras tanto, han seguido de cerca con otro vehículo al confiado conductor, que al apearse del coche e ir hacia la parte trasera a revisar el origen del ruido, deja la puerta abierta y el motor en marcha. De esta manera, uno de los ladrones accede con suma facilidad al interior del vehículo y se marcha dejando al dueño sin saber qué acaba de suceder.
En cuestión de segundos el automóvil ha sido sustraído y sin usar la violencia. Según el artículo 242 del Código Penal español, este tipo de delito con violencia o intimidación en las personas se castiga con prisión de 2 a 5 años. Sin embargo, al no emplearla en el método de la lata, se considera hurto, por lo que la pena para los ladrones será de prisión de 6 a 18 meses.
Para evitar este tipo de situaciones en la que hacen desaparecer el automóvil en segundos, lo mejor es seguir el consejo de cuerpos como la Guardia Civil y la Policía: nunca se debe abandonar el coche sin cerrar y con el motor en marcha.