Farmacias de guardia de la provincia de Alicante.
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El primer proyecto de este impresionante monumento lo presentó Bramante. Después de la muerte de éste, en el año 1514, Rafael, Sangallo y Peruzzi prosiguieron los trabajos. A pesar de todo, obra avanzó a un ritmo lento hasta 1546. La rivalidad entre estos renombrados artistas causó continuos retrasos y no pocos quebraderos de cabeza. Así, los planos se retocaron varías veces, aunque no tantas como se paralizó el trabajo. En 1547, el papa Pablo III encargó la continuación de la obra a un Miguel Ángel que contaba ya con 72 años de edad. O mejor dicho: el papa ordenó al obstinado artista que prosiguiera los trabajos.
Miguel Ángel cedió ante la insistencia del papa y se puso manos a la obra. El gran artista trabajó en San Pedro hasta su muerte, en 1564. No le pagaron, pero obtuvo el permiso del pontífice para adornarla a su gusto. Con todo, el máximo dignatario de la Iglesia Católica no siempre se abstuvo de intervenir en la labor del artista, lo que provocó desagradables discusiones entre ellos.
El 18 de noviembre de 1623 concluyeron las obras de la basílica de San Pedro, con lo que el papa Urbano VIII ya pudo consagrarla. La construcción del edificio había durado 120 años, durante los cuales veinte papas —desde Julio II hasta Urbano VIII— se habían sucedido en el pontificado. El elenco de los artistas que colaboraron en mayor o menor medida en esta gigantesca obra es impresionante. Entre ellos destacan Bramante, Rafael, Bernini y, como es natural, Miguel Ángel. Todos ellos convirtieron la basílica de San Pedro en una auténtica obra maestra de la arquitectura, la pintura y la escultura universal.